Exposiciones
Año 2017
Después de 20 años de investigación sobre los pueblos originarios que habitaron nuestro territorio, estudiando Chile central, me encuentro con varias culturas que existieron por más 600 años y que con la llegada de la cultura europea se convierten en intangibles. Aconcagua, Bato y Llolleo dejan su huella bajo tierra, principalmente desde sus entierros. La desaparición de nuestras raíces, tradiciones y lenguaje dan paso a varias culturas inmateriales desconocidas.
Desde su desaparición y desde la riqueza de los simbolismos e iconografía que nos heredaron, cargados de significación hermética para estos tiempos postmodernos, creo el sustento de este trabajo.
De cordillera a mar, estos pueblos habitaron nuestra región con un marcado sentido de identidad que los distingue a unos de otros, donde el agua de ríos y mar los alimentó dándoles vida y, desde esa misma agua, hoy surge su huella la que nos muestra su existencia y su sentido de pertenencia.
Pero también nos devela su viaje a la muerte marcando este mismo recorrido desde dos polos opuestos. Su presencia desde esta dualidad me permite yuxtaponer y abordar la ausencia, el vacío y los sentidos opuestos que acompañan a estas culturas.