Exposiciones
Taller de Sueños
Taller de sueños es una obra que se compone por trece almohadas bordadas y unidas por un hilo sin fin, que conforma una imagen circular donde conviven varios conceptos adheridos, en su producción y operación visual.
A su vez esta obra tiene un carácter recopilatorio, reúne las almohadas en donde durmieron y soñaron trece mujeres, donde dejaron adheridas el aura y la huella corporal de sus cabezas al dormir. También, posee una índole testimonial, con el propósito de construir un relato desde nuestros sueños le pedí a cada una de ellas que me compartiera un sueño junto con su almohada. Conjugando estos elementos intento traer su presencia a la obra y plasmar en ella nuestras emociones en cada uno de estos objetos a través del lenguaje textil, con el bordado; haciendo referencia a cada sueño a través de imágenes o textos.
En mi proceso creativo integro mis afectos que en estos tiempos de pandemia, se han visto teñidos por la ausencia y el distanciamiento que vivimos. En ellos se ha instalado un entrañable sentimiento que me ha obligado a generar cambios en la forma de abordar mi trabajo. Incorporando mi espacio más íntimo y sagrado a mis nuevas propuestas: he vinculado mi historia personal junto a la investigación que realizo hace años sobre los pueblos originarios de América.
Desde la metáfora del eterno retorno, la cruz chacana andina, imagen icónica que incorpora varios significados, me permite aludir diversos mundos simultáneos. En este proyecto rescato el concepto que está estrechamente ligado a ella, al sol, a la naturaleza y sus ciclos, el día y la noche y sus trece fases de veintiocho días más el día cero que componen el calendario andino, el que junto a sus solsticios y equinoccios persisten para la disposición de las cosechas de diversos pueblos andinos.
Hace ocho años que pertenezco a un taller de sueños donde junto otras mujeres compartimos y trabajamos nuestros sueños. Con el tiempo hemos aprendido a tirar del fino hilo de nuestras emociones hasta lograr deshacer la madeja de afectos que llevamos dentro para luego ir resolviendo de manera conjunta los problemas que como género nos aquejan.
Este círculo que no se corta, el hilo sin fin y la distancia entre cada elemento, pertenecen a poéticas universales que afirman una imagen de aquello que proviene de la naturaleza y sus ciclos. Aluden a las constelaciones donde la idea de ritual que se hace presente en el recorrido de la obra, y donde el hilo sin fin y su distancia simbolizan, un tiempo de reflexión parar pasar de un elemento a otro, dejando un espacio para el silencio. Un tiempo de pausa que requiere todo proceso de cambio natural y retomar fuerzas para un nuevo comienzo.